lunes, 17 de diciembre de 2012

El último viaje de Alonzo Typer - Cáp. 01




“… mi historia … contendrá incidentes tan totalmente extraños a los que registra la experiencia humana y tan fuera de los límites de la credulidad de los hombres, que la continúo sin esperanzas de merecer crédito a todo lo que tengo que referir, no sin confiar en que el tiempo y el progreso de la ciencia comprueben algunas de mi más importantes e inverosímiles aserciones” Arthur Gordon Pym

Capítulo Uno. Islas Kerguelen


Mi nombre, Alonzo Hasbrouck Typer, soy natural de Kingston, New York. Estudié en Hildelberg, Filosofía. Tengo interés por la literatura, el esoterismo y los fenómenos psíquicos. Soy miembro de la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas de Londres, aunque tengo mis serias diferencias con algunos miembros, en especial con R. Hodgson a raíz de su reporte de 1885 contra la Sociedad Teosófica. Aunque no soy teosófico, me considero un buscador libre del conocimiento del espíritu del hombre y la historia de la humanidad.
He realizado varios viajes a sitios lejanos como Nepal, India, Tíbet, e Indochina. En aquel momento estaba realizando un estudio de la escritura rongo rongo de la Isla de Pascua. Impresionado por los dibujos de los Moais de la primer expedición a las islas, del holandés Jakob Roggeveen, en 1722. Decidí entonces programar un viaje a ese sitio. Pero antes debía viajar a Londres por cuestiones académicas, sabiendo que estaría ausente al menos dos años durante mi travesía.

Enero de 1888.

A efectos del viaje compré en la pequeña tienda de George Eastman en Rochester, New York, una cámara fotográfica portátil con un innovador sistema, a base de un rollo de película, luego tomé un barco a Londres dando inicio al viaje.
Durante el viaje tuve tiempo para leer apaciblemente la “Narración de Arthur Gordon Pym de Nantucket” Siempre sentí curiosidad por la historia de “Pym”, de 1837, escrita por Edgar Allan Poe, que narrá la travesía de un clandestino joven en un viaje plagado de vicisitudes ( motín, naufragio, canibalismo, visiones fantásticas, y un descubrimiento en los Mares de Sur). Extraña novela, muy polémica y discutida en los círculos literarios. En su prefacio, Poe argumenta que el relato es real de boca del mismo Pym, al regreso de su travesía en el Sur. Solo Arthur G. Pym y Dirk Peters lográn regresar de aquel viaje, los demás tripulantes de aquella expedición se pierden en hielo antártico.
La escena de canibalismo se refiere a la muerte sufrida por Richard Parker, un joven grumete que sufre la “Ley del Mar” y es víctima de la antropofagia por supervivencia. Pero a raíz de unos hechos que voy a relatarles, ocurridos hace cuatro años, mi curiosidad se convirtió en investigación.
El 20 Julio de 1884, 47 años después de la novela de Poe, el barco “Mignonette” marchaba desde Southampton a Sydney, se hundió en una tormenta a 2600 Kilómetros del Cabo Buena Esperanza, sobrevivieron cinco hombres, el Capitán Thomas Riley Dudley, Edwin Stephens y Edmund James Brooks y un joven grumete, quedando en un bote a la deriva. Durante la travesía, los náufragos se alimentaron de una tortuga marina. Días más tarde, desesperados por el hambre, un hombre es elegido por sorteo para ser sacrificado para alimento de los otros tres, su nombre era Richard Parker (el mismo nombre que en la narración de Pym), de diecisiete años. Fue degollado el 25 de Julio de 1884 por su Capitán, los supervivientes fueron rescatados por el “Moctezuma”, un velero alemán, el 6 de Septiembre de 1884. Mucho de lo que ocurrió ese día está reflejado en la “Narración de Arthur Gordon Pym” con una coincidencia impresionable. Se trata de una de las serendipias más conocidas por el público. Un hombre describe unos hechos en un relato fantástico y 47 años después, ocurre. Pero yo me preguntaba…y si el relato fuera real?
A mi llegada, despues de terminar con mis compromisos y estar libre para la travesía. Sabiendo que se había mudado a Londres visité a Helena Blavastsky  que la conocía de mis viajes a la India y Tibet, me dio un ejemplar privado de un nuevo libro que sería editado muy pronto, “La Doctrina Secreta”.

Decidí hacer algunas modificaciones a mi viaje, seguiría algunas pistas sobre el relato de “Pym”, viajé a Falmouth, al Oeste de Londres, allí estaba el “Old Curiosity Shop”, una tienda de antigüedades repleta de jarrones y máscaras chinas, su propietario era Jhon Burton que no solo era conocido por su exótica tienda sino por pagar una fianza de 1000 libras impuestas a los acusados de canibalismo por la muerte de Richard Parker en la tragedia del barco “Mignonette”. Por aquél gesto, sus amigos masones de la logia a la que pertenecía, le habían regalado una tabaquera de oro…



Mi intención fue cuestionarle sobre aquel asunto, para saber algún detalle más, pero no quiso hablarme. Entonces le pregunte su opinión de las coincidencias entre la “Narración de Pym…” y la desgracia del “Mignonette”. Me mostró entonces un extraño libro que mencionaba algo sobre Pym. Se titulaba “Geología y Mineralogía de las Islas Kerguelen” (1839), su autor era un tal Jeorgling. El libro, era puramente científico, aunque con algunas relaciones poco conocidas acerca de las formaciones geológicas de las islas. En su introducción donde el autor relata algunas anécdotas del viaje, mencionaba que luego de haber realizado el trabajo científico y escrito el libro, el 15 de agosto de 1838 se embarcó en la goleta “Halbrane” propiedad de Len Guy, que decía ser hermano de William Guy que fue el capitán de la goleta “Jane” donde viajaba Pym que desapareció en la expedición hacia los Mares del sur; Len Guy estaba allí para encontrar a su hermano y sobrevivientes, dispuesto a seguir la pista de aquel viaje… Joergling, concluye diciendo que no hablará de lo ocurrido en este viaje, a pesar de tenerlo registrado en su bitácora, y que quizá lo haría años más tarde…. La anécdota terminaba en forma abrupta y no daba más detalles… pero fue la pista que permitió continuar el viaje hacia las Islas Kerguelen…

Tomé un barco carguero que partió de Londres el 1º de Marzo de 1888 con destino a Nueva Zelanda, un navío de la New Zealand Shipping Company de 751 toneladas, el “Mercia”, oficialmente no fui registrado como pasajero, pero conocía a su Capitán, T. Mosey, el aceptó llevarme, aunque algo extrañado cuando le dije que mi destino era las Islas Kerguelen ya que en esa época ya nadie viajaba hacia allí. Creo que Cook hizo bien en llamarlas Islas de la Desolación…
En 1772, Yves Joseph de Kerguelen de Trémarec “descubrió” las islas, creyó haber llegado a tierras antárticas… «Las tierras que he tenido la fortuna de descubrir parecen formar la masa central del continente antártico... la Francia austral proveerá maravillosos espectáculos físicos y morales...». El Barón Kerguelen jamás desembarcó, en su lugar lo hizo Monsieur Boisguehenneu, uno de sus hombres, que supo dejar un mensaje en una botella, como prueba de su descubrimiento

De mi viaje poco puedo contarles en realidad, el “Mercia” no era un barco de pasajeros, no disponía de muchas comodidades, asi que la mayor parte del tiempo me limité a la estancia de mi pequeño camarote, leyendo el extenso libro de Blavastsky, y de vez en cuando realizaba algunas caminatas por la proa. 

Casi dos meses más tarde un 25 de Abril de 1888, llegamos a las Kerguelen, aún recuerdo que discurría en estos pensamientos mientras observaba las dos columnas megalíticas a la entrada de Christmas Harbor, el sitio era conocido como “El Arco de las Kerguelen”, unas rocas gigantes de caprichosa naturaleza que parecían estar hechas por la mano del hombre… 


En el cuadro de George Cooke, de 1811, que aún conservo una litografía…


… muestra la llegada del Capitán Cook a las islas. En primer plano se observa una matanza de pingüinos, detrás las naves Resolution y Discovery, al fondo el “arco” dibujado completo. A mi llegada no se encontraba asi, solo extrañamente perduran sus columnas…, de todas formas no es el único “arco” de las Kerguelen… durante el viaje pude ver otro cerca de la costa. Pensando en estas extrañas formaciones rocosas, recordé el libro de Jeorgling “Geología y Mineralogía de las Islas Kerguelen” donde se menciona que estas islas son parte de lo que quedo en superficie de la antigua Lemuria. Yo lo relacioné con lo leído de las tradiciones tamiles, en la India, los drávidas procederían de Kumarikhandam, una isla sumergida hace milenios al sur de la India. Quizá… ,las Kerguelen sean los últimos vestigios de aquel antiguo reino.

Llegamos a la bahía de Wasp y anclamos en Christmas Harbour, desde el pequeño muelle, junto a unas pocas casas pequeñas pude ver una posada, su nombre, el “Cormorán Verde”, la única, donde me hospedaría. Me atendió un hombre de apellido Atkins, tome un cuarto y fui a descansar aquel viaje.

A la mañana, pudimos disfrutar de un tenue sol, aunque el viento no cesaba, bajé al salón en el “Cormorán Verde”, era mediodía y la toda la familia Atkins trabajaba a pleno, me senté frente a la chimenea… Luego el Sr. Atkins, propietario del lugar, se acerco a saludarme…

-      Y digame Sr. Typer que lo trae aquí, viniendo de tan lejos a estos parajes tan desolados, en que puedo ayudarlo?…

-      - Soy arqueólogo y estoy realizando algunas investigaciones.. (Aún nosé porque le hablé de Arquelogía. De hecho, también soy antropólogo, recibido en Columbia, pero asi surgió).

-      - Que interesante! Tengo un hermano, mas pequeño, se llama Fenimore, como mi padre y también le gusta la Arqueología.. siempre dice que descubrirá el Arca de Noé. Ja, ja, ja!!

     (Quisé decir algo, pero solo sonreí.)
-      - Cuanto tiempo tiene la posada? Pregunté.

-      - La fundó mi padre cuando llegó a estas islas en 1823, junto a mi madre crió diez hijos, yo soy el mayor. (Dijo sonriendo)

Le alcansé el libro de Joergling.
-      - Busco información, sigo una pista encontrada en este libro, acerca de la historia de Arthur Gordon Pym. Al parecer, este hombre, Jeorgling, estuvo aquí en 1838, y luego se embarcó en la goleta “Halbrane”  del Capitán Len Guy.

-    -      Si. Asi es… - mientras ojeaba el libro - , mi padre, Fenimore, recibió al Sr. Jeorgling y ese Capitán que vino en busca de su hermano William Guy y de “Pym”, es verdad. Mire, mi familia esta relacionada con los Pym. Mi tío John Atkins era de Boston fue marino del Capitán Noah Pym, hizo un viaje a Alaska a bordo de un bergantín ballenero, el “Evening Star. Pero, desgraciadamente, el barco fue atacado y murió asesinado él y su esposa en la primavera de 1781, por un ruso, un tal Zagoskin…

Al oír las palabras de Atkins y la relación de sus parientes con la familia Pym no hicieron  más que certificarme que estaba en el camino correcto.


Hizo una pausa cerrando el libro y se quedo como ausente, mirando el pasado…, luego me contó algunas historias de las Kerguelen y sobre el Capitán Len Guy, me indico el lugar donde rescato cierta botella con un mensaje… luego de un rato… se levanto, me miró y me dijo despidiéndose.
-     
      - Estos sitios esconden muchos secretos, uno vive aquí y de una forma incomprensible siente que no fuimos los primeros en habitarlos… no puedo explicarlo bien…

Esa tarde hice una breve exploración de Chritmas Harbor…

Mientras caminaba hacia el promontorio, miré hacia atrás, observé mis huellas en la nieve y recordé una de las muchas historias de las Kerguelen. Una de ellas, trataba de las extrañas huellas de pezuñas que encontró el explorador James Ross, en 1840, que no correspondía con ningún animal de las islas, algunos las relacionaron con aquel fenómeno de las llamadas “Huellas del Diablo” en varios pueblos de Devonshire en 1855. Irónicamente pensé que no me sorprendería que el Diablo caminara libre por estos parajes…

Seguí caminando bordeando el acantilado norte de la Bahía de Wasp, al sitio más alto de la zona, llegué a un promontorio de piedras donde Atkins me dijo que era el lugar donde Len Guy encontró el mensaje en una botella que su hermano William Guy dejó. Aquél mensaje decía “Es mi deseo y el de Arthur Pym realizar todos los esfuerzos posibles para tocar en los extremos límites de la mar antártica”. El posadero Atkins me contó que ese conjunto de piedras fue construido por la tripulación de Cook en el mismo sitio donde habían encontraron una botella de vino francés con un mensaje de Monsieur Boisguehenneu de 1772, porque Monsieur Kerguelen, el gran "descubridor" ni siquiera había desenbarcado; en su lugar Cook colocó una botella con otro mensaje.
Ya en el sitio, revisé las piedras y encontré una botella, en su interior se encontraba, lo que esperaba. Un mensaje de Len Guy junto a la copia de un antiguo mapa.   




El mapa… pude reconocerlo, estaba hecho por el geógrafo francés Philippe Bauche, un extraño mapa de 1763 donde muestra al continente antártico separado por un inmenso mar. Se dice, que Bauche hizo este mapa en base a portulanos mucho más antiguos, de cuando en aquellas tierras no existía el hielo. En el mapa, pude observar unas marcas en unas islas dentro de ese mar antártico, al parecer fueron hechas por Len Guy. Podía leerse el nombre de “Tsalal” en una de ellas, el lugar donde se había dirigido aquella primer desgraciada expedición.

El mensaje decía lo siguiente.. “A quien lo encuentre… confío en este mapa que me dio el Dr. Peters Bainbridge que nos da la ubicación de la Isla Tsalal, al parecer es el mismo sitio donde llegó Francis Drake, en 1578, luego de desviarse en el Estrecho de Magallanes. Buscaré a mi hermano y a los demás, aunque tenga que arriesgar mi vida en ello…” Len Guy

Me senté en una piedra cerca del promontorio, mientras reflexionaba, como era posible aquello… utilizar un mapa que la ciencia cartográfica había ya desechado. Era en realidad aquel, el verdadero contorno del continente antártico sin su cobertura de hielo? Recordé entonces una frase del libro de “La Doctrina Secreta” un libro muy confuso e inverosímil pero que sin embargo podía rescatar algunas frases que ahora tenían cierta coherencia… “Así como la tierra necesita reposo y renovación, nuevas fuerzas y un cambio de suelo, lo mismo le sucede al agua. De aquí se origina una nueva distribución periódica de la tierra y el agua, cambios de climas, etc., acarreado todo por revoluciones geológicas y terminando por un cambio final en el eje de la Tierra”.
Eso daba sentido al denominado "Cataclismo Universal" ocurrido aproximadamente hace 12.000 años, del que hablaban muchas culturas originarias y además era posible entonces que aquellos primeros mapas fuesen quizá entre los 20.000 y los 12.000 antes de aquella catástrofe cuando la Antártida se hallaba no en su ubicación actual sino en lugares más templados. 
Pero, sin embargo, si esto era cierto. No existía explicación en mi cabeza de como Pym y los demás hubiesen llegado a ese sitio. Como era posible, si fuese verdad, que Francis Drake también habriá llegado al mismo lugar?, cuando todo estaba densamente cubierto por el hielo...

Aquel día volví a la posada y nada dije sobre mi hallazgo. Mientras trataba de conciliar el sueño, escuchando el viento tremendo sobre las Islas, en mi cabeza se repetía el nombre de aquel barco que el posadero Atkins me había mencionado… Evening Star… el Lucero Vespertino… el Hesperus de los griegos… el Planeta Venus, recordé entonces la expedición científica que se hizo a las Islas Kerguelen cuando ocurrió el fenómeno astronómico del Tránsito de Venus en 1874. Que relación podría ver?, pero era solo asociaciones libres de mi cabeza…
… mientras insistía en acabar con mi insomnio, pronto recordé que Evening Star era también un poema escrito por el poeta de Baltimore, en 1827, el mismo año en que Pym partia en el Grampus hacia el sur.

Lucero Vespertino

Ocurrió una medianoche
a mediados de verano;
lucían pálidas estrellas
tras el potente halo
de una luna clara y fría
que iluminaba las olas
rodeada de planetas,
esclavos de su señora.
Detuve mi mirada
en su sonrisa helada
-demasiado helada para mí-;
una nube le puso un velo
de lanudo terciopelo
y entonces me fijé en ti.
Lucero orgulloso,
remoto, glorioso,
yo siempre tu brillo preferí;
pues mi alma jalea
la orgullosa tarea
que cumples de la noche a la mañana,
y admiro más, desde luego,
tu lejanísimo fuego
que esa otra luz, más fría, más cercana.
Edgar Allan Poe

… me quedé dormido…


A la mañana siguiente me acerque a los restos del antiguo “Observatorio” que montaron los astrónomos del Tránsito de Venus…



El Transito de Venus…, es aquel momento en que el astro pasa por delante del sol.., aquí llegaron en 1874 aquellos astrónomos estadounidenses, británicos y alemanes, con sus telescopios y aparatos de medición que les permitió calcular la distancia de la tierra al sol y quizá algo más…
El fenómeno es poco frecuente y sucede dos veces en un periodo de ocho años, ocurrió en 1874 y 1882, el próximo “par” ocurrirá en los años 2004 y 2012, para lo cuál falta aún mucho tiempo... 


Antes de irme, rescate una buena cantidad de Col de Kerguelen (Pringlea Antiescorbutica), llamada de esta forma por salvar la vida de muchos marineros que sufrieron escorbuto. Es muy rica en potasio y vitamina C.


No podía quedarme más tiempo en las Kerguelen un barco partía esa tarde y no debía desaprovechar la oportunidad. Se trataba de una goleta chilena, Zelia” con rumbo a Falkland Island (Islas Malvinas) y tendría la oportunidad para visitar a un viejo amigo, allí …, además estaría más cerca del punto final de mi viaje, la Isla de Pascua.

Horacio Alonso 17/12/2012



viernes, 28 de septiembre de 2012

Tíndalos



Tíndalos


Un pequeño homenaje a los “Perros de Tíndalos” de Frank Belknap Long

Intuí el secreto existente tras las Nubes Magallánicas y las nebulosas globulares, y la siniestra verdad que ocultaba la inmemorial alegoría del Tao.”
H.P. Lovecraft

El Sargento Detective Douglas de la Policía de Partridgeville recibió un extraño sobre que contenía una carta y una llave. La carta escrita con seguridad e impecable cursiva…

“… No cabe duda que usted recuerda la muerte del señor Halpín Chalmers, ocurrida el 3 de Julio de 1928, en el número 24 de Central Square, encima de la Joyería Smithwich & Isaacs. Un hecho terrible e inexplicable para todos y especialmente para usted que estuvo a cargo de esa investigación, debido a las circunstancias inexplicables de su muerte.
Mi nombre es Liam Edward Hancock, yo era su vecino y en esa mañana del 3 de Julio ingresamos con el encargado del edificio al apartamento del desdichado. De hecho, fué sorprendente y extraño para mi entrar en aquella habitación vacía en la qué insólitamente había escayola cubriendo todos los ángulos y encontrar el cadáver de Chalmers tirado en el suelo, desnudo con la cabeza desmembrada y esa gelatina azul cubriéndolo. Tardé mucho tiempo en reponerme de esa imagen..
Supongo que me recuerda del interrogatorio que me hizo. En esa ocasión le hablé de los detalles de cuando encontramos el cadáver del Señor Chalmers.
Pero debo confesar, que no le dije todo aquel día. Dos semanas antes el Señor Chalmers llamó a mi puerta. Me dijo que necesitaba librarse de los muebles y de su biblioteca. No me dijo porque. El hacía solo un mes que alquilaba y apenas sabía que era escritor y periodista, pero supuse que sus libros serían interesantes y acepté. Como usted sabrá, yo trabajo desde hace muchos años en la Joyería Smithwich & Isaacs, justo aquí debajo y mi oficio de pulir piedras preciosas no me deja mucho tiempo, vivo solo y la lectura me sabe acompañar. De esta forma accedi a que me dejara algunos muebles y los libros, el resto creo que los entregó a una sociedad de beneficencia.
Luego de la primer pericia, yo seguía el caso a través de la edición matinal del Partridgeville Gazette. Así tiempo después pude informarme de un rumor más extraño aún que la muerte de Chalmers. El análisis químico de la sustancia azul encontrada en el cádaver era desconocida, que podría ser incluso de origen extraterrestre. Luego el silencio del caso fue absoluto, nada más fue publicado. Lo que paso después intuyo que quizá lo sepa mejor que yo. Pero aquí, llegaron esos agentes al edificio, parecían del gobierno… entraron a aquel apartamento y no me permitían abrir la puerta hasta que terminaran su “trabajo”. Algunos llevaban trajes aislantes naranjas…

Fue entonces cuando decidi leer e investigar por mi cuenta, para poder entender esa extraña muerte.
Busque en la biblioteca de Chalmers entre sus libros hallé notas y un manuscrito escrito por él, “Los que velan en silencio”, lo leí y pude entonces darme cuenta de su pretensión de viajar en el tiempo, hacia otra dimensión…
Chalmers en su manuscrito describe que el tiempo es curvo en su viaje dimensional existen vastas regiones del tiempo curvo y otras angular. “Lo impuro se expresa en ángulos; lo puro, en curvas. El hombre, o mejor dicho, lo que hay en él de puro, procede de lo curvo.” Hay moradores del tiempo angular que la tradiciones los llaman “Perros de Tíndalos”, aunque en realidad no tienen forma definida. Al parecer… Chalmers fue atacado por uno de ellos…

Fue un lento rompecabezas que empecé armar leyendo aquel manuscrito y luego los libros. Durante más de un año estuve estudiándolos…
En los anaqueles, estaban "Las Enéadas" dictadas por Plotino y escritas por Porfirio. Junto a a ellas fue sorprendente encontrar 6 volúmenes de las desconocidas “Enéadas Oscuras” de Porfirio una edición impresa en París de 1891. En ciertos círculos esotéricos eran conocidas como las “Enéadas apócrifas” y se creían perdidas en la tragedia de la Biblioteca de Alejandría. De la misma forma que los 54 tratados de las enéadas conocidas, dictadas también por Plotino y escritas por su discípulo Porfirio, que describen las categorías del alma en su ascenso a los “Cielos”, las “Enéadas Oscuras” es la antagonía de las almas en el inframundo. Junto a las otras “eneadas” conocidas, conforman 108, el número sagrado y místico del oriente.
También estaba el extraño libro “De Vermis Mysteriis” de Ludwig Prinn, impreso en Praga en 1809. Entre los libros hallé notas sobre los matemáticos  Emanuel Moschopoulos y Frenicle de Bessy acerca de los "Cuadrados Mágicos", unos apuntes “Sobre la curvatura del tiempo” de Einstein… y una lista de las “91 partes de la Tierra” incluidas en los Aethrys de John Dee. Había también un diseño de un cubo mágico Nasik y demás bocetos con dibujos geométricos, calculos matemáticos y anotaciones…

Llegué así a la conclusión que Chalmers con toda esta información pretendía hacer un mapa dimensional. Dispuse entonces matemática y equidistantemente sobre el cubo mágico “Nasik” toda la información de los libros y notas. Obteniendo como un mapa más claro, simbólico y más fácil de memorizar, conteniendo las regiones de la luz, la tierra, el “Inframundo, y el espacio sideral.
Chalmers tomó una droga llamada Liao para realizar el “viaje”, la misma que consumía Lao Tsé mientras escribía el “Tao Te Ching”. La droga está hecha con las flores del “Loto Negro” en verdad no fue difícil conseguirla en New York, a través de unos traficantes chinos, aunque la dosis necesaria cuesta 1000 doláres.
Memorizando durante un mes las claves que marqué en el cubo Nasik, dispuse la habitación y la vacié de muebles, y utilizando el Feng Shui eliminé todas las “flechas” Sha Qi cubriendo con escayolas los ángulos.

Entonces…, tome la droga Liao. Inicié ese viaje a la otra dimensión vi claramente la divisón de la “luz” y el inframundo, vi los ángeles o los guías, y allí abajo los guardianes del Inframundo. Vi mis vidas anteriores en distintas épocas y partes de la Tierra, y algunas cosas que supongo Chalmers vió, la Atlántida, el antiguo Reino de Kumari Kandam y también Mu. No tuve encuentro con los llamados “Perros de Tíndalos” que habitan en los ángulos del tiempo, ya que me mantuve entre las curvas y firme en mi mapa dimensional memorizado. Conocí el secreto de las escuelas de misterios de la antigüedad y el propio origen del hombre. Fue entonces cuando decidí volver para no abusar de tamaño poder y regresar al mundo.

La llave que tiene en el sobre es de mi apartamento, encontrará los muebles de Chalmers, algunos libros, y el cubo Nasik, hecho en madera cubierto de símbolos, se lo dejo para que me recuerde. Porque yo no estaré iniciaré un viaje al sur para buscar algunos objetos sagrados, enterrados por el tiempo. Comprenderá que tampoco puedo quedarme, después de hacerle esta confesión. Los agentes del gobierno me estarían buscando. Ahora ya sabe como murió Chalmers…”
L. E. Hancock

“Todo lo que ha existido desde el origen del universo existe ahora también. Lo que sucedió hace milenios sigue sucediendo en otra dimensión del espacio. Lo que sucederá dentro de milenios sucede ya.”
Frank Belknap Long
Horacio Alonso 28/09/2012

domingo, 26 de agosto de 2012

La Tierra es un ser vivo...



La Tierra es un Ser Vivo.
Aún me encuentro gente que se sorprende cuando uno dice que la tierra es un ser vivo.
Autoregularse , reconocer y responder a estímulos y evolucionar son leyes fundamentales de la biología.
Algunos hablan de la ciencia y en particular de la biología como si fuera un dogma.
La leyes de la biología como la ciencia misma no son un dogma. Dejemos eso para la iglesia.
Las leyes de la ciencia, incluso la de la biológia están cambiando.
Esta comprobado, cientificamente, que la tierra se autoregula, como el fenómeno de la salinidad del mar.
Incluso se autoregula en su temperatura, el llamado “cambio climático” responde a un ciclo ancestral de temperatura, a ocurrido anteriormente.
Que sepan, que ya está comprobado que la tierra respira y que posee una magnetoesfera para protejerce de las tormentas solares y rayos cósmicos. De esta forma la tierra responde a sus estímulos.
La Resonancia Schummann es el ritmo circadiano de la tierra.
Asi que seamos menos dogmáticos y aceptemos observar la tierra desde otra perspectiva para conectarnos.
Gaia, Pachamama, los conceptos de nuestros ancestros deben adaptarse a la nueva biología que necesitamos. 26/08/2012 H.A.

jueves, 14 de junio de 2012

La Rueda del Samsara ...


Fortuna Imperatrix Mundi



Arcano X del Tarot Crowley dibujado por Frieda Harris


"In Fortune solio
sederam elatus,
prosperitatis vario
flore coronatus;
quicquid enim florui
felix et beatus,
nunc a summo corrui
gloria privatus.


Fortune rota volvitur:
descendo minoratus;
alter in altum tollitur;
nimis exaltatus
rex sedet in vertice - 
caveat ruinam!
nam sub axe legimus
Hecubam reginam."


En el trono de la fortuna
me había sentado yo, elevado,
coronado con las variadas flores
de la prosperidad.
Y en verdad, tanto como florecí
feliz y contento,
después, desde lo más alto, caí,
privado de la gloria.


La rueda de la fortuna gira;
yo desciendo humillado;
otro es llevado hacia lo alto.
Ensalzado en exceso,
el rey está sentado en la cumbre;
pero que esté en guardia contra la ruina,
porque bajo el eje leemos
que la reina es Hécuba.


Carmina Burana

El número diez, representado en el Arcano X del Tarot, la Rueda de la Fortuna. El célebre “Oh Fortuna”, de la Cármina Burana, es un himno que los vagabundos goliardos del Siglo XII le cantaban a la Diosa Fortuna. Rota Fortunae, la Diosa Fortuna hace girar la rueda y el azar dictamina el caprichoso destino. En el mismo Codex Burana hay una imagen muy clásica de la mitología de la Edad Media, encontramos un esquema básico de de cuatro figuras girando alrededor de la rueda que representan los tres estados que la Diosa Fortuna dictamina. 
A la izquierda una de las figuras asciende, su nombre en latín regnabo (reinaré); en la parte alta de la rueda una figura sentada en un trono simboliza regno (reino);la imágen de la derecha se trata de un hombre cayendo, simboliza regnavit (reiné); por último debajo de la rueda una figura de un hombre derrotado simbolizando sum sine regno (estoy sin reino). 
Relacionados con conceptos vitales básicos como el de Eros y Thanatos, las relaciones humanas, el sexo y la muerte. Este concepto básico medieval se encuentra en el libro Consolatione Philosophiae, escrito por Boecio en el año 520.



incluso Hamlet de Shakespeare ha escrito acerca de los "golpes y dardos de la insultante fortuna".
Pero la Diosa Fortuna existía ya en la mitología romana, la Diosa del Azar, la alegoría de la rueda que significa el azar, además portaba en su mano una cornucopia (Cuerno de la Abundancia).
Pero el origen más antiguo de esta rueda lo encontramos en el Tibet, se llama con el nombre sánscrito de Bhavacakra, la rueda de la vida, es la representación simbólica del Samsara que es el ciclo de nacimiento, vida, muerte y reencarnación.


 
Dibujo de un Bhavacakra en un Thangka tibetano

El Arcano X es muy relevante desde el punto de vista esotérico. En la tradición hindú, el círculo con el punto en el centro , es una forma de representación del Lingam-Yoni.


El punto se convierte en una línea, el Lingam. Si la línea se coloca a la izquierda, obtenemos el el número 10, todos los secretos del Lingam-Yoni.
Innumerables nombres tiene esta rueda, es la Rueda del Karma, la Rueda de los Siglos, la de la Ley del Retorno.
Según la tradición judeo-cristiana es la rueda de Ezequiel, ellos agregan a la rueda la inscripción TARO, que simboliza los 22 arcanos. TARO a su vez es un anagrama que contiene la palabro ROTA. La rueda del devenir humano y universal.

Es importante saber que en el centro de la rueda del Samsara, en Bhavacakra giran tres figuras…


El gallo, la serpiente y el cerdo

El gallo es la posesión, la codicia o el deseo.
La serpiente, es el odio, la ira y el resentimiento.
El Cerdo, la necedad, la estupidez y la ceguera.

Una clave muy importante, con los cambios vertiginosos que estamos sufriendo en el mundo de hoy, para cambiar y salir de la rueda.


"La Rueda de la Fortuna" ilustración de Oscar Squella

Horacio Alonso 29/06/2012

martes, 17 de enero de 2012

La Rosa de Paracelso





De Quincey, Writings, XIII, 345

En su taller, que abarcaba las dos habitaciones del sótano. Paracelso pidió a su Dios, a su indeterminado Dios, a cualquier Dios, que le enviara un discípulo. Atardecía, El escaso fuego de la chimenea arrojaba sombras irregulares, Levantarse para encender la lámpara de hierro era demasiado trabajo, Paracelso, distraído por la fatiga, olvidó su plegaria. La noche había borrado los polvorientos alambiques y el atanor cuando golpearon la puerta, El hombre, soñoliento, se levantó, ascendió la breve escalera de caracol y abrió una de las hojas. Entró un desconocido. También estaba muy cansado. Paracelso le indicó un banco; el otro se sentó y esperó. Durante un tiempo no cambiaron una palabra.
El maestro fue el primero que habló.
-Recuerdo caras del Occidente y caras del Oriente -dijo no sin cierta pompa-, No recuerdo la tuya, ¿Quién eres y qué deseas de mí?
-Mi nombre es lo de menos -replicó el otro-, Tres días y tres noches he caminado para entrar en tu casa. Quiero ser tu discípulo. Te traigo todos mis haberes.
Sacó un talego y lo volcó sobre la mesa. Las monedas eran muchas y de oro. Lo hizo con la mano derecha. Paracelso le había dado la espalda para encender la lámpara. Cuando se dio vuelta advirtió que la mano izquierda sostenía una rosa. La rosa lo inquietó.
Se recostó, juntó la punta de los dedos y dijo:
-Me crees capaz de elaborar la piedra que trueca todos los elementos en oro y me ofreces oro. No es oro lo que busco, y si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo,
-El oro no me importa -respondió el otro-, Estas monedas no son más que una parte de mi voluntad de trabajo. Quiero que me enseñes el Arte. Quiero recorrer a tu lado el camino que conduce a la Piedra.
Paracelso dijo con lentitud:
-El camino es la Piedra. El punto de partida es la Piedra. Si no entiendes estas palabras, no has empezado aún a entender. Cada paso que darás es la meta.
El otro lo miró con recelo. Dijo con voz distinta:
-Pero, ¿hay una meta?
Paracelso se rió.
-Mis detractores, que no son menos numerosos que estúpidos, dicen que no y me llaman un impostor. No les doy la razón, pero no es imposible que sea un iluso. Sé que "hay" un Camino,
Hubo un silencio, y dijo el otro:
-Estoy listo a recorrerlo contigo, aunque debamos caminar muchos años. Déjame cruzar el desierto. Déjame divisar siquiera de lejos la tierra prometida, aunque los astros no me dejen pisarla. Quiero una prueba antes de emprender el camino,
-¿Cuándo? -dijo con inquietud Paracelso.
-Ahora mismo -dijo con brusca decisión el discípulo.
Habían empezado hablando en latín; ahora, en alemán.
El muchacho elevó en el aire la rosa.
-Es fama -dijo- que puedes quemar una rosa y hacerla resurgir de la ceniza, por obra de tu arte. Déjame ser testigo de ese prodigio. Eso te pido, y te daré después mi vida entera.
-Eres muy crédulo -dijo el maestro- No he menester de la credulidad; exijo la fe.
El otro insistió.
-Precisamente porque no soy crédulo quiero ver con mis ojos la aniquilación y la resurrección de la rosa.
Paracelso la había tomado, y al hablar jugaba con ella.
-Eres crédulo -dijo-. ¿ Dices que soy capaz de destruirla?
-Nadie es incapaz de destruirla -dijo el discípulo.
-Estás equivocado. ¿Crees, por ventura, que algo puede ser devuelto a la nada? ¿ Crees que el primer Adán en el Paraíso pudo haber destruido una sola flor o una brizna de hierba?
-No estamos en el Paraíso -dijo tercamente el muchacho-; aquí, bajo la luna, todo es mortal.
Paracelso se había puesto en pie.
-¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear un sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?
-Una rosa puede quemarse -dijo con desafío el discípulo.
-Aún queda fuego en la chimenea -dijo Paracelso-. Si arrojaras esta rosa a las brasas, creerías que ha sido consumida y que la ceniza es verdadera. Te digo que la rosa es eterna y que sólo su apariencia puede cambiar. Me bastaría una palabra para que la vieras de nuevo.
-¿Una palabra? -dijo con extrañeza el discípulo-. El atanor está apagado y están llenos de polvo los alambiques. ¿Qué harías para que resurgiera?
Paracelso le miró con tristeza.
-El atanor está apagado -repitió-- y están llenos de polvo los alambiques. En este tramo de mi larga jornada uso de otros instrumentos.
-No me atrevo a preguntar cuáles son -dijo el otro con astucia o con humildad.
-Hablo del que usó la divinidad para crear los cielos y la tierra y el invisible Paraíso en que estamos, y que el pecado original nos oculta. Hablo de la Palabra que nos enseña la ciencia de la Cábala.
El discípulo dijo con frialdad:
-Te pido la merced de mostrarme la desaparición y aparición de la rosa.
No me importa que operes con alquitaras o con el Verbo.
Paracelso reflexionó. Al cabo, dijo:
-Si yo lo hiciera, dirías que se trata de una apariencia impuesta por la magia de tus ojos. El prodigio no te daría la fe que buscas: Deja, pues, la rosa.
El joven lo miró, siempre receloso. El maestro alzó la voz y le dijo:
-Además, ¿quién eres tú para entrar en la casa de un maestro y exigirle un prodigio? ¿Qué has hecho para merecer semejante don?
El otro replicó, tembloroso:
-Ya sé que no he hecho nada. Te pido en nombre de los muchos años que estudiaré a tu sombra que me dejes ver la ceniza y después la rosa. No te pediré nada más. Creeré en el testimonio de mis ojos.
Tomó con brusquedad la rosa encarnada que Paracelso había dejado sobre el pupitre y la arrojó a las llamas. El color se perdió y sólo quedó un poco de ceniza. Durante un instante infinito esperó las palabras y el milagro.
Paracelso no se había inmutado. Dijo con curiosa llaneza:
-Todos los médicos y todos los boticarios de Basilea afirman que soy un embaucador. Quizá están en lo cierto. Ahí está la ceniza que fue la rosa y que no lo será.
El muchacho sintió vergüenza. Paracelso era un charlatán o un mero visionario y él, un intruso, había franqueado su puerta y lo obligaba ahora a confesar que sus famosas artes mágicas eran vanas.
Se arrodilló, y le dijo:
-He obrado imperdonablemente. Me ha faltado la fe, que el Señor exigía de los creyentes. Deja que siga viendo la ceniza. Volveré cuando sea más fuerte y seré tu discípulo, y al cabo del Camino veré la rosa.
Hablaba con genuina pasión, pero esa pasión era la piedad que le inspiraba el viejo maestro, tan venerado, tan agredido, tan insigne y por ende tan hueco. ¿Quién era él, Johannes Grisebach, para descubrir con mano sacrílega que detrás de la máscara no había nadie?
Dejarle las monedas de oro sería una limosna. Las retornó al salir. Paracelso lo acompañó hasta el pie de la escalera y le dijo que en esa casa siempre sería bienvenido. Ambos sabían que no volverían a verse.
Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja. La rosa resurgió.

Jorge Luis Borges (1899-1986)
La Memoria de Shakespeare, 1983