Cápitulo 2. Isla de Sare
“Estas Islas están deshabitadas pero la primavera es más larga…” Piri Reis 1513
En uno de mis viajes al oriente, estuve en Turquía en 1850, tuve oportunidad de conocer la corte de Abdülmecit I, gobernante excéntrico, famoso por construir el Palacio de Dolmabahce, supo estar muchos años en el trono del Imperio Otomano. Yo fui un invitado más en una de sus fiestas en el Palacio de Topkapi, en Estambul, el se interesó por el relato de mis viajes y mis estudios.
En una charla acerca de los descubrimientos en los Mares del Sur, se mencionó las Falkland Islands (Malvinas), me dijo que en los mapas antiguos ya se mencionaba. Fue entonces cuando decidió mostrarme dos mapas antiguos, nos dirijimos a la Biblioteca del Palacio, entramos a una gran sala, repleta de cosas, cuadros, libros, mapas, armaduras y armas amontonadas por doquier….
- Suelo pasar a veces el tiempo aquí… observando el pasado de mi imperio.. (Me dijo).
(Rebuscó encima de una mesa y sacó entonces, un viejo mapa y un Atlas antiguo, encendió un gran lámpara de aceite y desplegó el mapa).
El mapa, era un antiguo portulano hecho en piel de gacela, estaba roto, no estaba completo… pero podía apreciarse el contorno de América del Sur…
- Este mapa es de 1513 fue hecho por nuestro más ilustre navegante,… Piri Reis.
Me señalo las islas en un punto en el mapa… allí pude verla y escrita en lengua árabe “Isla de Sare ”... evidentemente se refería a una designación más antigua…
Pero había algo en aquel mapa que me dejo impresionado, sus exactas coordenadas y un cálculo de la longitud sorprendente… Que mapas había copiado Piri Reis? Que conocimiento antiguo se había perdido?. Ese mapa no lo he vuelto a ver, seguirá perdido en algún rincón de la Biblioteca del Topkapi…
Luego el sultán me mostró el tomo de un Atlas, y mostrándome uno de sus mapas pude comprobar que también estaban las Malvinas, pero allí renombradas como “Islas Vírgenes”, en el reverso del mapa pude observar la firma de Lopo Homen un cartógrafo portugués.
Recordaba esta historia, cuando entrabamos en el gran archipiélago, era el 17 de Mayo de 1888, el “Zelia” entraba en las Falklands (Malvinas), y atracaba en Port Stanley.
Allí estuvimos solo un día, el capitán dejaría unos encargos comerciales y partiría esa misma tarde, mi destino en realidad era Hill Cove estas islas eran los dominios de la Falkland Islands Company todo en las islas se mueve a través de la compañía. Desembarcamos entonces para saludar al gerente de la Compañia, luego se acercó también un hombre que habló con el Capitán Malcolm, le pidió embarcarse. Más tarde cuando nos dirjiamos rumbo a Hill Cove en la Isla Occidental pude conocerlo, su nombre era Gustav Schulz un fotógrafo viajero, de origen alemán, pero vivía en Inglaterra y había llegado a las islas hacía un año, y pretendía llegar a la Argentina.
Continuamos el viaje y en la mañana del día siguiente atracamos en el pequeño muelle de Hill Cove en la Isla Occidental de las Falklands (Malvinas), allí se encontraba la hacienda de un productor lanero, Robert Blake, un viejo amigo de Somerset, Inglaterra, caminamos hasta su casa en medio de miles de ovejas…
Luego de las sorpresas del reencuentro luego de tanto tiempo, pude conocer a su esposa y sus cuatro hijos pequeños. Ya cobijados en la casa, también presente a Schulz que contó a todos su historia y su deseo de viajar al continente, a lo cual Blake nos dijo que también tenía un proyecto llevar ovejas a la Patagonia en los años próximos, poseía ovejas de la raza Merino y estas temperaturas no le favorecían. Luego, Blake nos presentó a un amigo.. el Sr. Lamiré, con un marcado acento francés que tenía a su pies un perro extraño con aspecto de lobo…
- Y ese animal? – Pregunté.
- Es un Warrah, originario de estas mismas tierras…
- (Lo miré extrañado)
- Si ya lo sé, todos lo creen extintos desde 1876, pero Blake y yo sabemos donde quedan los últimos en esta isla…
El Sr. Lamiré no dijo nada más…, se limitó a escuchar la charla de los tres, Entonces al calor del hogar les conté a todos de mi objetivo de llegar a la Isla de Pascua, también de mi interés de investigar la historia de Pym; mencioné entonces el mapa que encontré en las Kerguelen, donde el continente antártico aparecía sin hielo, expresé mi incógnita de la llegada de Pym a 80º grados del polo, lo mismo que Drake…
- Yo estuve hace unos años,… (Irrumpió el Sr. Lamiré) cuando era más joven en ese mundo helado… y quizá tenga una explicación al misterio que tú planteas. Estuve una vez solo, en la Tierra South Victoria, pase unos días en la ladera del volcán Terror, hacia 60º C y me establecí cerca de una vertiente de aguas ferruginosas de una temperatura mucho más templada. Lo cierto es que aquella vez pude presenciar una erupción del volcán, y pude ver además como unos fuegos fatuos, que anticiparon una aurora austral que envolvió todo el cielo. Fue entonces cundo percibí que la aurora se conectaba de alguna forma con mis pensamientos, que el tiempo incluso cambiaba, nosé que ella era también un reflejo de mi, cambiaba de color… miré fijamente la aurora y vi que dentro de ella se dibujaba un paisaje, con formas geométricas, como una increíble ciudad en ese vasto yermo frío… Nunca he contado lo que he visto en la aurora… temía que hubiesen tomado por loco…
Atrás quedo esa noche, de aquel relato del Sr. Lamiré, que por cierto se embarcó con nosotros cuando supo que nos dirigíamos a Punta Arenas. Blake, también al enterarse de nuestro próximo destino pidió autorización al Capitán, luego de pagarle el viaje, para que uno de sus peones, un joven, de origen uruguayo, de apellido Brunel se embarcára al mismo destino.
Así fue entonces…, tres días después, el 21 de Mayo partimos desde Hill Cove, el viaje trancurrió sin novedades. Mientras cruzábamos el Estrecho de Magallanes y a unos 100 kilometros de Punta Arenas, me acerqué a la proa para observar el paisaje, de un lado el continente y del otro la Isla de Tierra del fuego, yo bebía un poco de Gin de una botella, se acercó entonces el Sr. Lamiré, le ofrecí un trago…
- No . Gracias, lo he dejado… me dijo…
Fue entonces cuando me contó un poco más de los hechos de su vida…, conocía estas tierras como la palma de su mano, había tripulado el “Anita” al mando del portugués Nogueira, cazaron lobos en la Isla Negra, estuvo en todas las roquerías de Magallanía, pero me confesó que dejaría el mar , pondría los pies en Tierra. El Sr. Nogueira uno de los hombre más ricos de Punta Arenas le conseguiría un lugar, donde asentarse.
- Verá Sr. Typer, le diré un secreto más que puede ayudarle a sus investigaciones. Yo he leído el libro de Poe, sobre Gordon Pym, y no es que sea un hombre de letras, pero me interesó como a todo buen marino. Lo que me llamó la atención en aquella historia era el grito de los habitantes de Tsalal… Tekelili!! Tekelili!!. En estos sitios hay mucho lugares con nombres similares, sin ir más lejos existe la Bahía de Tekenika. Su origen es de la lengua Yagán y se pronuncia Teke ili, quiere decir “Sentir la Ola” aunque desconozco su profundo significado. Pero a más de un Yagán lo he escuchado decir que su pueblo proviene de allí los he oído, gritar mirando hacia el Polo.. Tekelili!!....
Lo escuche atentamente mientras el “Zelia” abordaba el puerto de Punta Arenas, a continuación el Sr. Lamiré me ofreció de recuerdo una piedra de color negro, en un principio pensé que era carbón.
- Es un diamante negro del Polo, los encontré aquel día, después de la erupción del volcán Terror, había miles de ellos…, guardelo como recuerdo.
Era increibe la visión de ese puerto repleto de goletas y vapores y otras embarcaciones pequeñas. Eral invierno, el pueblo cubierto de nieve, pero las calles hervían de marineros , buscadores de oro, guardias personales, y bandidos. Todo el mundo estaba armado como en California o el Yukon.
Lamiré consiguió su puesto en el gobierno local, como Gardián de Estanques de la “División de Agua y Desagues”
El Sr. Schulz conoció a un corresponal de periódico argentino “El Sud Americano”, este le ofreció trabajo para fotografiar a las tribus de Magallania, años mas tarde me encontré con el en La Joya, California…
Lo sorprendete fue saber de la suerte de aquel joven de aspecto impulsivo, Brunel…, Asencio Brunel, unas semanas después, nos enteramos que por una disputa por una mujer cometió un homicidio, robó un par de caballos escapó del pueblo… pero aquella es otra historia…
Me quedé allí en Punta Arenas, un tiempo, esperando que el Capitan Malcolm preparara la goleta para la travesía final hacia la Isla de Pascua…
M. Horacio Alonso 07/02/2013